Pescador de Gaza: un muerto de Segunda División

Es una constante encontrar en la Franja de Gaza ejemplos sangrantes e indignantes, con nombres y apellidos, que se asoman casi a diario desde esa masa de más de un millón y medio de personas que sufren un castigo colectivo inhumano desde hace años. Son ejemplos que vuelven a poner en la palestra la necesidad de acabar con un bloqueo que constituye una vergüenza para quien lo impone y también para todos los países cómplices que lo encubren. Son del mismo modo razones que vuelven a reforzar el espíritu de acciones como las que lleva a cabo la Flotilla para seguir adelante con las campañas civiles internacionales contra el bloqueo.

A las 9.30 de la mañana del 28 de septiembre, un vehículo de una división de infantería del ejército israelí cruza la frontera con la Franja de Gaza en la costa, tomando posición junto a una pequeña colina situada cerca de la playa, en los alrededores de la población de Beit Lahia. Frente al vehículo, unos metros dentro del mar, unos cuantos pescadores se afanan en recoger sus redes cuando se percatan de la llegada del vehículo militar. Varios soldados comienzan a disparar a los pescadores, que intentan huir de la lluvia de fuego. Los hermanos Fahmi y Yousef Saleh, de 22 y 19 años de edad, son alcanzados por los disparos. Fahmi muere y Yousef resulta gravemente herido. La munición disparada contra ellos son balas de expansión, una clase de proyectiles prohibidos desde la Convención de La Haya de 1899. Estas balas penetran en el cuerpo fragmentándose dentro de los tejidos produciendo la total rotura de los huesos y órganos cercanos al impacto.

Fahmi es, era, un padre de familia que se ganaba la vida con la pesca, jugándose la vida cada vez que salía a faenar debido a que el gobierno israelí decidió en 2008 que la ya restringida zona de pesca para los palestinos debía limitarse a tres millas náuticas. Las veinte millas reconocidas en los Acuerdos de Oslo se redujeron a doce poco después y a seis en 2006 tras el secuestro del soldado, entonces, de infantería Gilad Shalit.
Fahmi es, era, un deportista nato, tal y como nos recuerda desde Chile Nicola Hadwa, quien fuera su entrenador en las categorías inferiores del fútbol palestino. También era buen nadador. Por ello era integrante del equipo nacional palestino de fútbol y también nadador de la selección palestina.

Miles de futbolistas palestinos, y la población en general amante de fútbol en Gaza, tienen hoy en día al F.C. Barcelona como su equipo de ensueño y lo hacen también su club. Conocen de memoria la plantilla, visten sus camisetas y los partidos televisados son un evento social de primer orden, viviendo el clásico por excelencia como los más acérrimos forofos.

El próximo domingo 7 de octubre se juega uno de esos clásicos. Será un F.C. Barcelona – Real Madrid que se disputará en el Camp Nou. Allí habrá un espectador especial: un sargento mayor del ejército israelí que también es seguidor del Barça. La indignación salta teniendo en cuenta que este soldado hacía su servicio en una de esas unidades de infantería que con frecuencia se adentra en territorio de la Franja y lanza ataques indiscriminados contra la población civil palestina. Es compañero de esos militares anónimos que mataron a Fahmi e hirieron a su hermano. Ese soldado israelí fue capturado en 2006 y mantenido en paradero secreto durante cinco años. Tras un acuerdo, en noviembre de 2011 se libera al soldado a cambio de más de mil presos y presas palestinos.

El F.C. Barcelona, en un intento necio para calmar la polémica suscitada, invita a asistir al mismo partido Barça-Madrid a Mahmoud Sarsak, uno de los más de 4.000 presos que tras el intercambio aún quedan en las cárceles israelíes y que fue liberado tras una protesta contra su detención que le tuvo 90 días meses en huelga de hambre. La mayoría de los presos y presas que hay en cárceles israelíes están por detenciones llamadas administrativas. Este es un eufemismo que en la práctica permite arrestar a cualquier persona sin cargos y mantenerla en prisión hasta tres años sin defensa ni juicio.

¿Por qué el F.C. Barcelona hace esta otra invitación? ¿Para compensar tal vez? ¿Para intentar hacer ver que son equidistantes y querer transmitir que tratan de la misma forma a una parte que a la otra?

Sarsak ha tenido la dignidad de rechazar una invitación que considera ofensiva porque supone de forma tácita tratar al verdugo y a la víctima sin distinción, normalizando la ocupación y haciendo ver que ambas partes son iguales en el conflicto, eclipsando todas las condenas y resoluciones internacionales contra la ocupación militar en Palestina. Los territorios palestinos -Cisjordania y Gaza- son territorios bajo ocupación militar (Resolución 242 de junio de 1967), donde la potencia ocupante no está cumpliendo sus obligaciones con la población ocupada. Con una injustificada prolongación del bloqueo y la ocupación contravienen toda la legalidad internacional y, para más inri, es la comunidad internacional quien se encarga de aportar la ayuda humanitaria a la población palestina, liberando así a la potencia ocupante de dedicar recursos económicos a sus ocupados, tal y como debería hacerlo ser según los Convenios de Ginebra. Mientras tanto, no solo se evade de sus responsabilidades, sino que sigue expandiendo colonias en Cisjordania -son ya más de 400.000 los colonos y colonas ilegales en ese territorio-, continúa construyendo el muro de la vergüenza en terrenos palestinos -y no en el trazado de la Línea Verde-, se apodera de Jerusalén unilateralmente y no reconoce el derecho de retorno e indemnización de la población palestina expulsada en 1948.

¿Vale algo la vida de un habitante en Gaza o Cisjordania? ¿Son seres humanos y, por lo tanto, se les deben reconocer sus derechos? ¿Servirá para algo la denuncia de la muerte de Fahmi o seguirá habiendo ‘muertos de Segunda División’?

Imagen de la campaña «¿Es esto un ser humano?»

Desde Rumbo a Gaza nos unimos a la condena de otro ataque impune más contra la población civil palestina, contra los pescadores a los que se prohíbe vivir, denunciamos el inhumano bloqueo y mostramos nuestra repulsa frente a actos de normalización que causan un daño irreparable a los esfuerzos que intentan poner fin a la ocupación militar y al bloqueo.