Manifiesto 2016

Mujeres de Gaza, bastiones de resistencia y de vida

Por Teresa Aranguren

No los vamos a matar de hambre pero les vamos a someter a una dieta extrema de adelgazamiento”. La frase la pronunció en 2006,  Dov  Weisglass  asesor del entonces  primer ministro de Israel, Ariel Sharon.  Así, con el cinismo de quien se sabe impune, anunciaba el inicio del bloqueo israelí sobre la población de Gaza.

Nueve años después, en esta pequeña franja de tierra palestina, más de un millón ochocientas mil personas continúan sometidas al cruel e inhumano asedio del ejército israelí. Más de un millón ochocientas mil personas encerradas en un territorio de no más de 360 k cuadrados, donde el ejército de Israel entra y sale cuando quiere:

Desde sus torres de vigilancia, soldados israelíes disparan contra los campesinos que han tenido la desgracia de que sus tierras queden demasiado cerca de la zona de frontera donde no puede haber árboles, ni cultivos, ni un niño corriendo detrás de una pelota porque todo lo que se mueva será abatido.

Buques de la armada israelí disparan contra los pescadores que intentan faenar en las zonas donde queda algo de pesca y que ahora les están vedadas. El 85% de las zonas marítimas que según los Acuerdos de Oslo eran “aguas palestinas” son ahora zonas prohibidas para los pescadores de Gaza.

Periódicamente, desde un helicóptero Apache o desde un avión bombardero o mediante un comando camuflado y entrenado para matar, el ejército israelí lleva a cabo incursiones que llama “asesinatos selectivos” y que nunca son selectivos pero sí asesinatos, en los que muere el objetivo buscado, sus vecinos y los transeúntes que la mala fortuna hizo pasar por allí.

Y de tiempo en tiempo el Gobierno de Israel decide lanzar una devastadora ofensiva que siembra de muerte y destrucción la martirizada franja de Gaza.

Todos los niños que han cumplido los siete años ya han vivido en su corta vida tres de esas atroces ofensivas: 2008, 2012, 2014. La última, en el verano de 2014, dejó más de 2000 muertos y más de 500 eran menores. Los niños de Gaza han visto morir a sus padres, abuelos, hermanos, vecinos, compañeros de clase…Muchos tienen pesadillas que les hacen gritar, otros apenas hablan, apenas duermen o lloran de pronto o se dan cabezazos contra la pared o tiemblan y se esconden al menor ruido…  Según informes de Naciones Unidas unos 400.000 niños de Gaza necesitarían asistencia psicológica.

Pese a las promesas hechas por la Comunidad Internacional tras la atroz operación de 2014, es muy poco lo que se ha reconstruido.  El ejército israelí apenas deja entrar material de construcción. Y Gaza sigue siendo un escenario de ruinas.  Bajo los escombros de las viviendas destruidas por las bombas, más de 17.000, aún quedan 7.000 artefactos explosivos sin estallar.

Y hay tan solo unas seis horas al día, de suministro eléctrico. Y el paro asciende ya al 42%. Un informe de naciones Unidas advierte: si no se remedia, en el plazo de cinco años, Gaza será un lugar inhabitable.

En realidad hace tiempo que Gaza solo es habitable porque sus gentes se empeñan en hacerla habitable. Sus gentes y sobre todo sus mujeres. Pese a las bombas, las ruinas, los cortes de luz y de agua potable, pese al encierro forzado y el acoso de uno de los ejércitos más poderosos del mundo, las gentes de Gaza se empeñan en vivir. Entre los escombros de las casas demolidas, las mujeres de Gaza recogen los restos de enseres domésticos, un taburete cojo, una sartén abollada, a veces un biberón o un cuaderno escolar… Y reconstruyen, ellas saben reconstruir, el escenario de la vida. Hacen el pan y cuecen el arroz de cada día y consuelan al hijo que cada noche llora porque teme que los aviones vuelvan, y mandan a sus niñas repeinadas y milagrosamente limpias a las escuelas de la UNRWA. Las mujeres de Gaza son bastiones de resistencia y de vida. Y no se dejan destruir.

Por eso, mujeres de distintos países del mundo, vamos de nuevo Rumbo a Gaza. Para expresar nuestra solidaridad con la población asediada y llevar nuestro abrazo a modo de homenaje al valor y la fortaleza de las mujeres de Gaza.  Nuestras hermanas de Gaza.

Por todo eso y porque el crimen del bloqueo que desde hace ya nueve años se viene perpetrando contra la población de Gaza no sería posible sin el silencio, la pasividad y la complicidad de muchos gobiernos que se dicen democráticos. Porque no queremos ser cómplices de ese crimen, vamos de nuevo Rumbo a Gaza.